Alejandro Beberide es uno de los protagonistas de «la revolución» del Bierzo que ha conseguido captar la atención tanto de la crítica como de un público con ganas de descubrir vinos que escapan al binomio Rioja-Ribera.

Él siguió la estela de su padre, Bernardo Luna, que fundó la bodega a finales de los ochenta con la obsesión de crear vinos de calidad, en un momento de la historia en el que predominaban las grandes producciones. «La gente le decía a mi padre que estaba loco por hacer podas en verde y producir menos cantidad«, explica.

Buenas puntuaciones de críticos como Robert Parker y Jancis Robinson han ayudado a posicionar sus elegantes vinos en el mercado español e internacional, elaborados a partir de unas 75 hectáreas de viñedos que combinan los suelos pizarrosos en la parte más elevada del valle, con los arcillo-calcáreos de otras zonas a una altura de unos 500 metros.

La filosofía de esta casa está basada en la sencillez y la calidad, y para ello buscan la excelencia a base del cuidado y el respeto de cada una de las cepas.

Fue en 1998, de la mano de Mariano García, el que fuera enólogo de Vega Sicilia durante muchos años y amigo de la familia, cuando arrancaron los primeros tintos de referencia de Luna Beberide y cuando se proyectó la nueva bodega de referencia de la firma en Villafranca del Bierzo.

La Mencía se ha hecho fuerte y ha convencido de tal manera que actualmente en Luna Beberide el Mencía Joven lleva el nombre de la sociedad y ha lanzado distintas elaboraciones en barrica procedentes de las cepas más viejas de la propiedad: Finca Luna Beberide (12 meses en barrica) y el Art (18 meses en barrica), una selección de las cepas centenarias de las pequeñas parcelas escarpadas que existen en los alrededores de Villafranca. También un monovarietal de Godello del que se elaboran 20.000 botellas. Pequeñas producciones en las que se trasluce el mimo y cuidado tanto en el viñedo como en la bodega.

Viñedo
El Camino de Santiago atraviesa los viñedos de Luna Beberide, situados en el oeste del Bierzo, una de las zonas más singulares de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Goza de un microclima suave con una luminosidad extraordinaria y cuenta con 80 hectáreas de viñedo propio ubicados a entre 400 y 900 metros de altitud entre Cacabelos y Villafranca, todos ellos con más de 70 años de edad. Con un suelo pizarroso, podas cortas, en verde, un aclareo antes de la vendimia y rendimientos de 25 a 30 hectolitros por hectárea, se consigue extraer lo mejor de la Mencía, la uva reina de esta denominación de origen.

PAIXAR
Desde 2001, Bodegas y Viñedos Paixar adquiere y controla varias parcelas de viña en Dragonte, diseminadas en minúsculos minifundios, donde los propietarios de la bodega -Alejandro Luna y los hermanos García- trabajan codo con codo con los agricultores del lugar para recuperar el patrimonio vitícola de un pueblo de montaña con ancestrales raíces históricas en el cultivo de la vid. Para la vinificación se utilizan las instalaciones de Bodegas Luna Beberide, mientras que para la crianza en barricas de ha acondicionado una bodega subterránea de una casa-palacio en Villafranca del Bierzo, a cinco kilómetros de Dragonte.

Las parcelas de Paixar se encuentran en laderas expuestas al sur, en pronunciada pendiente, con suelos de pizarra anclados sobre roca madre y formados en el periodo terciario. Las viejas vides de mencía -entre 70 y 100 años- son sometidas a una poda corta en vaso y producen apenas 500 gramos por pie. En Paixar prevalece una filosofía de elaboración no intervencionista, que apunta a preservar la identidad de este magnífico terruño.