El Paso es una calle trazada para enlazar el Arco de Cardiles, antigua Puerta de Arco de Rege, próxima a la iglesia de Palat del Rey, y la Cauriense, puerta asentada en los límites de la calle Ancha y de la plaza de San Marcelo, por donde la mayoría de los peregrinos a Santiago de Compostela alcanzaban, primero, la Catedral, y luego, San Isidoro.

En esta arteria urbana tenía una casa D. Juan Vaca Osorio, regidor de la ciudad de León y conde de Catres, título otorgado en 1731. Su escudo campea en la fechada de este edificio donde nos encontramos. En el primer tercio del pasado siglo acogió esta calle dos casas de huéspedes. Y aquí, en esta misma ubicación, yo mismo conocí todavía ‘La Taberna’, un bar regentado por Santiago Aparicio Miguélez, buen amigo de mi padre, cuya especialidad, de ello doy fe, tenía como bandera culinaria el guiso de champiñones.

Pues, bien, en este antañón enclave, abre hoy sus puertas el Hotel Vía León. Y lo hace por voluntad de Pedro y Lorena, un matrimonio leonés que durante doce años llevó las riendas del albergue santiaguista de ‘San Miguel’, sito en Hospital de Órbigo, referencia jacobea y escenario, en 1434, del célebre ‘Passo Honroso’ de D. Suero de Quiñones.

En este tiempo nuestro de revisión y renovación, sin otras armas que el espíritu de sacrificio y el sentido de la responsabilidad, este matrimonio que digo inaugura hoy el Hotel Vía León, denominado así porque así lo han querido ellos, que son sus promotores. Y lo explican del siguiente modo: el sustantivo ‘vía’ es una referencia meridiana al Camino de Santiago y el topónimo ‘León’, un homenaje explícito a esta antigua capital del Viejo Reino. Y por si esto fuera poco, hasta el logo identificativo de este establecimiento hotelero tiene un sello netamente leonés. Allí puede intuirse el Rosetón de la Gloria, situado en el hastial occidental de la Catedral de León, y vislumbrarse los distintos caminos que conducen hasta la tumba del Hijo del Trueno.

La inauguración del Hotel Vía León es un reto en el horizonte más próximo de sus propietarios. Ellos saben perfectamente, por vocación y temperamento, que esta apuesta requiere enormes dosis de entrega y constancia, ingenio y laboriosidad. Aún así, lejos de arredrarse, su máxima esperanza y sus legítimas aspiraciones residen en que el viajero que pernocte en el Hotel Vía León recuerde con complacencia y propague con satisfacción el trato dispensado y las atenciones recibidas durante su estancia en el mismo.

Mi amistad con Pedro y Lorena es lejana en el tiempo. Conozco bien su proverbial hospitalidad, su exquisito trato personal, y, por supuesto, su manifiesta capacidad de gestión. Por eso, desde este mismo punto y hora, les expreso mi más cordial enhorabuena y les deseo de todo corazón que los éxitos jalonen la nueva andadura empresarial que han emprendido con la apertura del Hotel Vía León. Pedro y Lorena, sencillamente, se lo merecen, sin duda alguna, porque en las iniciativas que toman ni eluden compromisos ni regatean esfuerzos.